El dilema de la calefacción y refrigeración en el hogar
En el sector de la climatización, elegir el sistema adecuado para calefacción y refrigeración es una decisión clave que afecta tanto al confort como a la economía del hogar. Como expertos en climatización en Climaero, hemos visto cómo muchos clientes se debaten entre los sistemas tradicionales de calefacción (gas, gasóleo y electricidad) y las nuevas tecnologías como la aerotermia.
La aerotermia se ha posicionado como una de las soluciones más eficientes y sostenibles en los últimos años, prometiendo ahorros energéticos, reducción de emisiones y mayor confort térmico. Pero, ¿realmente es la mejor opción en todos los casos? ¿Vale la pena la inversión inicial?
En este artículo analizaremos a fondo las ventajas y desventajas de la aerotermia frente a los sistemas convencionales. Compararemos su eficiencia, costes de instalación y consumo, impacto ambiental y mantenimiento para determinar cuál es la mejor alternativa para cada tipo de vivienda.
¿Qué es la aerotermia y cómo funciona?
La aerotermia es un sistema de climatización basado en bombas de calor de última generación, diseñadas para extraer energía del aire exterior y utilizarla para generar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria (ACS).
El funcionamiento de la aerotermia se basa en el principio termodinámico: en lugar de generar calor quemando combustible (como ocurre con el gas o el gasóleo), lo captura del aire exterior y lo transfiere al interior de la vivienda. Esto la convierte en una tecnología extremadamente eficiente, ya que por cada 1 kWh de electricidad que consume, puede generar entre 3 y 5 kWh de calor (esto se mide con el COP o coeficiente de rendimiento).
Los sistemas aerotérmicos pueden integrarse con distintos tipos de emisores térmicos, como:
Suelo radiante (la opción más eficiente y confortable).
Radiadores de baja temperatura (menos consumo que los convencionales).
Fancoils (ideales para refrigeración en verano).
Además, una de las grandes ventajas de la aerotermia es que funciona en cualquier época del año, proporcionando tanto calor en invierno como refrigeración en verano, con un único sistema.
En comparación con los sistemas tradicionales, no necesita una caldera ni un depósito de combustible, lo que reduce el mantenimiento y elimina el riesgo de fugas de gas o emisiones contaminantes.
Diferencias clave con los sistemas tradicionales:
Gas y gasóleo: Generan calor mediante combustión, con una eficiencia media del 85-90%, lo que implica pérdidas de energía. Electricidad: Convierte la energía en calor con una eficiencia del 100%, pero su consumo es mucho más alto que el de la aerotermia. Aerotermia: No genera calor, sino que lo transfiere del aire con una eficiencia del 300-500%.
Comparativa: Aerotermia vs. Gas, Gasóleo y Electricidad
Para entender cuál es la mejor opción, vamos a comparar eficiencia energética, consumo, costes de instalación, mantenimiento y sostenibilidad de cada sistema.
Eficiencia energética y consumo
Uno de los factores más importantes al elegir un sistema de climatización es la cantidad de energía que aprovecha y la que desperdicia.
Aerotermia tiene un COP de entre 3 y 5, lo que significa que por cada 1 kWh de electricidad que consume, genera entre 3 y 5 kWh de calor. Esto la convierte en la opción más eficiente del mercado.
Gas y gasóleo tienen una eficiencia del 85-90%, ya que una parte de la energía se pierde en la combustión.
Electricidad tiene un rendimiento del 100%, pero el coste por kWh es mucho más alto, lo que la hace menos eficiente en términos económicos.
Costes iniciales y mantenimiento
Uno de los aspectos que más preocupan a los clientes es la inversión inicial y el coste de mantenimiento de cada sistema.
Aerotermia: Su instalación es más cara, ya que requiere una bomba de calor y en algunos casos adaptación de los radiadores o suelo radiante. Sin embargo, su mantenimiento es mínimo y tiene una vida útil superior a los 20 años.
Gas/Gasóleo: La instalación suele ser más barata, pero requiere una caldera y una conexión a la red de gas o un depósito de gasóleo. Además, el mantenimiento es obligatorio cada año, con revisiones periódicas y costes adicionales.
Electricidad: La instalación es la más simple, pero el consumo eléctrico es muy alto, lo que encarece la factura mensual.
Impacto ambiental y sostenibilidad
En un momento donde la eficiencia energética y la reducción de emisiones son esenciales, la aerotermia se presenta como la opción más sostenible.
Aerotermia: No genera emisiones directas de CO₂ y aprovecha una fuente de energía renovable (el aire).
Gas/Gasóleo: La combustión de estos combustibles emite CO₂ y otros gases contaminantes, contribuyendo al calentamiento global.
Electricidad: Depende de la fuente de generación (si proviene de renovables o de combustibles fósiles).
¿Es rentable la aerotermia? Ahorro a corto y largo plazo
Si bien la aerotermia tiene un coste inicial más alto, su retorno de inversión es rápido debido al ahorro en la factura energética.
Ejemplo de ahorro:
Una familia con calefacción de gas puede gastar entre 1.200 y 1.800 €/año en energía.
Con aerotermia, el gasto baja a 600-800 €/año, lo que supone un ahorro del 50-60%.
En menos de 5-7 años, la inversión queda amortizada.
Si además se combina con paneles solares, el gasto energético se reduce aún más, haciendo que el coste mensual sea prácticamente nulo.
Instalación y mantenimiento: Diferencias clave
Te informamos de lo principal:
Aerotermia: Instalación más compleja, pero sin tuberías de gas ni depósitos. Gas/Gasóleo: Instalación más sencilla, pero requiere una caldera y mantenimiento anual. Electricidad: No necesita instalación, pero su consumo es muy elevado.
En cuanto al mantenimiento, la aerotermia prácticamente no requiere revisiones. Su único gasto es una revisión cada 2 años para verificar que todo funcione correctamente. En cambio, los sistemas de gas y gasóleo necesitan revisiones obligatorias cada año.
¿Cuál es la mejor opción según cada caso?
Si estás buscando un sistema eficiente, sostenible y con menor consumo, la aerotermia es sin duda la mejor opción. Aunque la inversión inicial es mayor, el ahorro energético y el menor impacto ambiental compensan con creces el coste.
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